Empezar es más fácil si separas el dinero del negocio del personal. Usa una cuenta aparte (aunque sea en un espacio físico): uno para ingresos, otro para gastos y un sobre de respaldo con lo necesario para una semana de gastos del negocio. Así ves claro cuánto entra, cuánto sale y evitas mezclar.

Cada semana, en 10–15 minutos, anota en un cuaderno lo que vendiste y pagaste. Prioriza primero las cuentas fijas (arriendo, luz, insumos básicos) y deja para después lo prescindible. Para cobrar a tiempo, acuerda fecha al entregar, envía un recordatorio cercano al vencimiento y, si se atrasa, ofrece opción de pago parcial. Menos días de espera = más tranquilidad.

Al poner precio, incluye todo el costo (insumos, traslado, comisiones y tu tiempo) y agrega un margen sencillo. Revisa suscripciones o pequeños gastos que no usas y cancélalos; esos “goteos” se comen el esfuerzo del mes. Con estas tres ideas claras —separar, anotar y cobrar/preciar bien— tu emprendimiento queda ordenado y protegido.