Cocinar con lo que hay en casa evita botar comida, cuida el bolsillo y también el planeta. La idea es simple: mira primero tu refrigerador y despensa, y arma el menú desde ahí, no al revés.

Parte por ordenar. Destina una “caja de pronto” con lo que debes usar primero (más maduro o por vencer) y etiqueta con fecha. Planifica 2–3 comidas de la semana a partir de esa caja y aplica la regla “lo que entró primero, se come primero”. Guarda las sobras en porciones pequeñas, rotuladas, y consúmelas dentro de 2–3 días o congélalas.

Elige recetas comodín que aceptan casi todo: un salteado 1-2-3 (1 proteína + 2 verduras + 1 cereal), sopa crema con verduras maduras o tortilla/omelette con restos. Aprovecha: pan duro → budín; fruta muy madura → compota. Prueba dos días de “cocina de rescate” a la semana: usa tu caja de pronto, guarda dos porciones para otro día y anota qué alimentos salvaste. Con tres gestos simples reduces basura, ahorras y te organizas mejor.