Un botiquín inteligente no es uno lleno de tecnología, sino uno bien pensado, ordenado y adaptado a tus necesidades reales. Se trata de tener a mano lo justo y necesario para atender pequeñas emergencias o malestares, sin acumular remedios vencidos o cosas que ya no se usan.

¿Por qué es importante? Porque a cierta edad es clave contar con los medicamentos y elementos adecuados para manejar desde una herida leve hasta un dolor inesperado, evitando salir corriendo a última hora. Además, un botiquín bien mantenido reduce riesgos como tomar un medicamento equivocado o vencido.

¿Cómo cuidarlo? Revisa su contenido al menos cada seis meses: bota lo que esté vencido, guarda los medicamentos en su envase original y anota la fecha de vencimiento con un plumón visible. Y si tomas medicamentos recetados de forma permanente, asegúrate de tener siempre una pequeña reserva.

¿Qué no puede faltar? Termómetro, parches, gasas, tijeras, alcohol gel, suero fisiológico, paracetamol, antiácidos, crema para golpes, un listado con tus medicamentos habituales y los teléfonos de emergencia. Si usas lentes, audífonos o tienes alergias, suma lo que necesites a diario.